martes, 23 de noviembre de 2010

Objetos maravillosos, de Juan Incardona


¿Hace un montón que no hablo de un libro y ahora vengo a hablar de uno del 2007, que encima ya debe haber leído medio mundo? Qué me importa, yo lo leí recién ahora y ahora lo cuento, entero lo leí recién ahora, porque algunos cachos había pescado por la web, pero es distinto, porque si “Objetos maravillosos” se lee de una sola sentada como lo leí yo, es otra cosa, se transforma en una unidad llena de sentimientos inesperadamente intensos, en fin, a mí me puso en estado de “exabrupto emocional” (expresión robada a una amiga porque hoy no ando muy católico para expresarme por las mías) a fuerza nomás de puras frases, esqueletos sólidos de cada uno de los episodios, un chorro en continuado de reconfortamientos emotivos (¿ya dije que no estoy muy lucido para expresarme, no?)

Y de esas frases, como si fuera el tráiler de una película, elijo transcribir acá algunas al capricho (capaz no tanto, después de todo): “Ellos (los anillos) están ansiosos por abrazar tus dedos”, “Incardona, usted es una pesadilla”, “Ante mis ojos pasa, fugaz, la imagen de una de mis gargantillas”, “A veces vuelvo, como ese día, y mi vieja sigue ahí laburando, y mi hermana sigue ahí caminando”, “…con las patitas inertes mojándose en la zanja de enfrente, el cuerpo blanco del gato blanco se oscurecía…”, “Ahora estoy más tranquilo. Siento que esta vez hice todo bien, hasta el final. Está bueno sentir eso. No me sucede siempre”, “…alto precio individual del sensible monomaníaco, del angustiado sensible monomaníaco”, “Porque todavía quedaba vida en Villa Celina, vida reconocible, pese a los prolijos epitafios que escribo con tanto esmero”, “Tirados cuerpo a tierra, yo tenía miedo de que una bala me volara las papas fritas de mi hot-dog”, “Yo no sé si fue para tanto la gracia, pero seguro que todos encontramos ahí la catarsis de nuestros años viejos”, “¿Quién estaba por encima del silencio?, “Arriba podían verlo los jugadores de TEG con largavistas”, “Elegite el canelón que vos quieras”, ¿Será que la vida misma es un chiste boludo?, “Yo sigo hablando desde lejos, debe ser por instinto de conservación”
Y mis elegidas entre las elegidas: “Al final las piedras son blandas como el pan fresco, y el pan si está servido en una mesa está duro; al final la avenida es una loma verde llena de pasto, y el pasto está seco y huele a muerto si está en los jardines. ¿Quieren ver objetos maravillosos?”

1 comentario:

Isabel Bertero dijo...

¡QUÉ SUERTE QUE VOLVISTE, Y CON ESOS SENTIDOS QUE SE COMPRENDEN CUANDO A UNO LE HA SUCEDIDO ENCONTRAR ESE LENGUAJE QUE SE LE ADHIERE A LAS NEURONAS INAMOVIBLES(LAS VERDADERAS Y LAS OTRAS IMAGINADAS)!
BESOS, BESOS