viernes, 23 de septiembre de 2011

Papeles en el viento, de Eduardo Sacheri


A Sacheri no hay que pedirle subtexto, elipsis o roscas por el estilo, lo de Sacheri es todo servido, todo iluminado, todo directo. Y con independencia de que a mí me gustan más los textos con un poco de oscuridad, segunda lectura y algo más de espacio al lector, no hay duda de que el tipo tiene mucho oficio en su estilo.
Acá la historia responde a una idea muy imaginativa y con personajes que en el arranque están bastante bien construidos, el registro es más que consistente y la lectura fluida, con una estructura muy interesante de capítulos dobles, una parte es del presente, la otra del pasado, no necesariamente relacionadas entre sí, y se hacen agradables esos continuos saltos atrás y adelante.
El problema arranca más o menos de la mitad de la novela para adelante, desde ahí los episodios empiezan a parecer forzados, los diálogos demasiados estructurados y sobre todo superabundantes, repitiéndose en exceso en lo esencial de lo que se quiere decir. Por otro lado los personajes, que para mi gusto son por lejos lo mejor del libro, pierden buena parte de la consistencia que tenían, y atrás de eso (o quizás como causa) suceden ciertas circunstancias medio golpe bajo y/u otras que se caen de lo verosímil, particularmente el desenlace, un poco por el cambio de actitud de uno de los personajes (ojo, hay un intento de justificarlo, y no es malo, sólo que me parece insuficiente para la personalidad que se me vendió hasta ahí), y más que nada porque no se entiende la relación entre el plan urdido y ejecutado con éxito por los protagonistas, y la ventaja que obtienen.
Otro déficit a mi entender, es que el texto no invierte lo necesario (o lo invierte mal) para justificar, instalar en el lector de manera creíble, el afecto que tres de los protagonistas sienten hacia un personaje secundario, y no es un tema menor porque ese afecto es el móvil excluyente de todo lo que hacen.
Para terminar, una buena, por lo menos para todos los futboleros. Se nota que Sacheri tiene cancha, quiero decir cancha de haber estado y sufrido partidos de fútbol, y lo demuestra en uno de los últimos capítulos (parte pasado), los “papeles en el viento” mientras se espera para salir del estadio después de un partido que se ganó.
Y otra buena, son más de 400 páginas que se leen de una sentada, eso siempre tiene su crédito.

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